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ALCANCES Y EVOLUCION DE LA MANIPULACION GENETICA


LOS ANIMALES TRANSGÉNICOS YA NO SON NOVEDAD

Hace años que se manipulan líneas germinales de ratones y hasta se patentan nuevas razas de roedores nacidos con características especiales que les hace ser mucho más atractivos a los científicos. Sin embargo, de los ratones se ha pasado a los primates. Se están preparando, en EEUU, las primeras experiencias transgénicas con chimpancés para poder estudiar con el máximo detalle multitud de modelos de enfermedades hasta ahora incurables. Será indudablemente un enorme avance de la ciencia el poder disponer de animales con una fisiología similar a la humana y con el 98% de su genoma idéntico al del hombre. Por otra parte, modificar la línea germinal del ser humano es sólo una cuestión de tiempo. A la velocidad que avanza la tecnología con la que se manipula los genes y la reproducción, unir ambas vertientes estará, en unos pocos años, al alcance de un elevado número de instituciones del planeta. Y es esto lo que atemoriza a mucha gente. 
Aunque en sentido estricto, la manipulación genética de embriones para evitar enfermedades hereditarias a toda una descendencia tiene bastante poca base científica, y existirán formas menos traumáticas de conseguir hijos sin patologías hereditarias mortales, los expertos especulan con una forma nueva de eugenesia. Los mejores genetistas están de acuerdo en que de igual forma que se ha encontrado el gen de la gordura, puede que, en el futuro, aparezca, por ejemplo, el gen que predispone a ser buen músico. ¿Es de ciencia ficción especular con la posibilidad de que dentro de 50 años existan en el mundo parejas con los suficientes medios económicos cómo para querer que sus nietos y biznietos le hagan la competencia a Mozart? ¿Pondría alguien la mano en el fuego a que en el siglo que viene no va existir alguna persona que quiera crear una nueva raza superior? Son peligros reales, contra los que no existe más defensa que la de que todas las experiencias que se vayan a realizar con terapia génica sean controladas por los comités correspondientes y que, en el futuro, nadie use estos tratamientos si no están debidamente autorizados..
En otro orden de cosas, la terapia con genes puede llegar a ser un buen negocio. No obstante, no todas las grandes compañías farmacéuticas se han decidido ya a invertir en empresas relacionadas con tratamiento génico. Mientras la mayoría ya ha hecho sus apuestas en campos relacionados con la biotecnología -en los que se producen medicamentos con el método del ADN recombinante-, pocas son las que se han arriesgado a introducirse en el camino de la terapia génica. La apuesta es muy a largo plazo, diez años como mínimo y la rentabilidad no está de momento definida. De momento, sólo existen promesas, aunque los pasos dados por Rhone Poulenc y Sandoz, entre otras, al adquirir importantes paquetes de acciones de pequeñas firmas dedicadas a la tecnología del tratamiento génico, es una buena prueba de que las promesas pueden convertirse con el tiempo en realidades. 

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